sábado, 8 de agosto de 2009

Haciéndome estragos


Emprendo la soberbia costumbre de la expresión, nadando entre tinieblas rosadas y ásperos pensamientos, detonando neuronas y llamando al paje triste. Momentos adecuados sirven de sombra atormentada a la lánguida trascendencia del pasado reciente, y encontrarlos no es evidente; se hace una tarea ardua e imprecisa.
Intentemos pues izar el estandarte de la memoria, agarremos al huracán por la nariz y volvamos a soñar fuerte y cabal. ¿Fácil? Me someto al tormento continuo de la princesa indecisa, del capitán valiente y del caballero valedor de los pobres, del gigante poderoso, del mono saltador y de la cucaracha aletargada, del principio del fin, del fin del principio y del momento continuo, del torrente de mar, del mar torrencial y del horizonte confuso, de la fórmula creada por mi subsconciente
F = (A x E)/R - Mp(M+S)

donde F=futuro, A=Agresividad, E=esperanza, R=riesgo, Mp= memoria presente, M=miedo y S=seguridad.
Definitivamente todo se resume a eso, y dependiendo de la valoración de cada factor al levantarte, tu estado será uno u otro, derivando la visión o aversión que tu almohada deja sellada temporalmente en la corteza cerebral.
Y tomo café, acompañado de ninfas renacientes revoloteando alrededor del enjambre de pensamientos inútiles, del sueño perdido y de las sutilezas desgastadas, y publico pues aplicando la fórmula.

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