Como hacían los antiguos habitantes de las tierras colonizadas en el norte de América, echo mi manta en la hoguera y hago la llamada, y espero, espero ver nubes ambiguas de humo en la otra colina que respondan a la señal. Seguro que aparecerán dibujando siluetas inimaginables. Observad y decid si me equivoco, hay que tener paciencia. Ya veremos el humo, no para venderlo ni subastarlo, sino para contemplarlo y cultivar nuestro ego con él. ¿Ascetismo?
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