
Pero un día, dos chavales del pueblo, adolescentes de catorce años, idearon la forma de engañar al sabio.
- ¡Eh, tú! Ya sé qué hacer para que el viejo no sepa contestar.
- Eso es imposible, cuéntame.
- Verás, atrapamos un pajarito, vivo, lo encerramos en la mano, y le preguntamos si el pájaro está vivo o está muerto. Si dice que está muerto, abrimos la mano y lo dejamos volar.
- ¿Y si dice que está vivo?.
- Si dice que está vivo, ¡crack!, le aplastamos la cabeza al pájaro con el dedo gordo.
- Buena idea.
El mismo domingo por la tarde atraparon al pobre gorrión, lo metieron en una jaula y esperaron impacientes hasta el ansiado momento en que el cura diría "podéis ir en paz". Y llegó esa hora, y todo el mundo se reunió alrededor del sabio, y la gente del pueblo, y de los alrededores, le hacían preguntas que el sabio más sabio de todos los sabios contestaba inmediatamente. Y en una de éstas, el sabio se fijó en la mano alzada con el dedo mirando hacia el cielo del autor de la idea, y le pasó el turno.
- Dime chico, ¿cual es tu duda?
- A ver sabio, tú que eres el sabio más sabio de todos los sabios, ¿me puedes responder a esta pregunta?.
- Hazla pues.
Y levantando la otra mano gritó: - El pájaro que tengo en la mano ¿está vivo o está muerto?.
Y el sabio se quedó mudo por un momento, y agachó la cabeza. Nadie había visto al sabio más sabio de todos los sabios hacer eso jamás, nunca se había parado a pensar antes de contestar. Y pasó un minuto, y el viejo seguía con la cabeza agachada, y la gente comenzaba a murmurar; y pasaron tres minutos, y los vecinos dolidos profundamente se decían unos a otros - ¡éste no es el sabio más sabio de todos los sabios!, y pasaron cuatro minutos, ...
Y en el minuto que hizo cinco, cuando el gentío comenzaba a disgregarse, el sabio más sabio de todos los sabios levantó la cabeza, levantó la cabeza y miró al chaval, y también observó las caras de incertidumbre de todos los presentes, e hizo ademán de hablar, se paró y habló. La respuesta del sabio fue la siguiente:
- Chico,... la solución... está.... EN TUS MANOS.
Y ésta es la historia que nos quiere hacer comprender, sobre todo si los que habéis leido esta historia sois estudiantes, que la solución a los problemas y a la consecución de metas está en nuestras manos, y que lo que queramos conseguir lo podemos hacer luchando y estudiando con ahinco.
- ¡Eh, tú! Ya sé qué hacer para que el viejo no sepa contestar.
- Eso es imposible, cuéntame.
- Verás, atrapamos un pajarito, vivo, lo encerramos en la mano, y le preguntamos si el pájaro está vivo o está muerto. Si dice que está muerto, abrimos la mano y lo dejamos volar.
- ¿Y si dice que está vivo?.
- Si dice que está vivo, ¡crack!, le aplastamos la cabeza al pájaro con el dedo gordo.
- Buena idea.
El mismo domingo por la tarde atraparon al pobre gorrión, lo metieron en una jaula y esperaron impacientes hasta el ansiado momento en que el cura diría "podéis ir en paz". Y llegó esa hora, y todo el mundo se reunió alrededor del sabio, y la gente del pueblo, y de los alrededores, le hacían preguntas que el sabio más sabio de todos los sabios contestaba inmediatamente. Y en una de éstas, el sabio se fijó en la mano alzada con el dedo mirando hacia el cielo del autor de la idea, y le pasó el turno.
- Dime chico, ¿cual es tu duda?
- A ver sabio, tú que eres el sabio más sabio de todos los sabios, ¿me puedes responder a esta pregunta?.
- Hazla pues.
Y levantando la otra mano gritó: - El pájaro que tengo en la mano ¿está vivo o está muerto?.
Y el sabio se quedó mudo por un momento, y agachó la cabeza. Nadie había visto al sabio más sabio de todos los sabios hacer eso jamás, nunca se había parado a pensar antes de contestar. Y pasó un minuto, y el viejo seguía con la cabeza agachada, y la gente comenzaba a murmurar; y pasaron tres minutos, y los vecinos dolidos profundamente se decían unos a otros - ¡éste no es el sabio más sabio de todos los sabios!, y pasaron cuatro minutos, ...
Y en el minuto que hizo cinco, cuando el gentío comenzaba a disgregarse, el sabio más sabio de todos los sabios levantó la cabeza, levantó la cabeza y miró al chaval, y también observó las caras de incertidumbre de todos los presentes, e hizo ademán de hablar, se paró y habló. La respuesta del sabio fue la siguiente:
- Chico,... la solución... está.... EN TUS MANOS.
Y ésta es la historia que nos quiere hacer comprender, sobre todo si los que habéis leido esta historia sois estudiantes, que la solución a los problemas y a la consecución de metas está en nuestras manos, y que lo que queramos conseguir lo podemos hacer luchando y estudiando con ahinco.
1 comentario:
intento ser maestra, me gusta mucho l educación, tendre esta historia simpre presente
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